Debido al continuo aumento del precio de las energías no renovables, como el gasoil, en muchos lugares geográficos de España se han tenido que tomar medidas para hacer frente a los duros inviernos de alguna forma más económica.
Es por ello, que muchas familias se han visto obligadas a dejar de depender del gasoil que calienta el circuito de la calefacción, para volver a usar las estufas de leña como se hacía tradicionalmente.
Tal ha sido este auge, que el consumo del gasoil se ha reducido en un 18% en Aragón. En las zonas rurales, sobretodo, se ha notado el aumento de las estufas de leña como principal fuente de ahorro.
Dentro de esta herramienta, son las de pellet las que más se venden, ya que es un derivado que ensucia menos y son más eficientes, con el consecuente aumento de ahorro.
Esto en cifras se podría reflejar en más de la mitad:
Para producir la misma cantidad de calor, dos kilos de pellet (60 céntimos) equivalen a un litro de gasoil (1.20€).
Las empresas madereras han visto de este auge una oportunidad ante la crisis, llegando a aumentar sus ventas de 25.000 a 300.000 kilos.
En términos de sostenibilidad, las estufas de leña son mucho más respetuosas con el medio ambiente que la calefacción de gasoil. Muchos expertos, además, atribuyen al término contaminación a una mala combustión por utilizar materiales inadecuados (leña húmeda y de baja calidad) y equipos mal mantenidos.
Un caso que no solo sucede en aragón
Salamanca también se ha visto involucrado en el que ya muchos nombran como el «Boom del pellet», y es que se pueden llegar a ahorrar entre 500 y 700 euros al año por pasar de utilizar gasoil a estufas de leña.
Las familias de las grandes viviendas han sido los que primero han notado este ahorro, ya que este tipo de estufas, además de ser más económicas, son más eficientes y propagan el calor de forma más uniforme y duradera. Es más, los propios fabricantes atribuyen que el calor ambiental producido es mucho más placentero que el producido por una calefacción de gas convencional.
El único problema sería la inversión inicial para colocar una estufa o chimenea de pellet (entre 3.000 y 4.000 euros), pero que se vería amortizado con creces en unos 3 ó 4 años.
Una nueva fuente de empleo
Y si todo esto parece poco, las últimas reformas en algunas leyes han ayudado a que usar este tipo de energía, por ser respetuosa con el medio ambiente, supone poder desgravarse hasta el 8% en la declaración de la renta de la inversión inicial (un ahorro de más de 290.000 toneladas al año de CO2).
Todo esto ha ayudado a que las empresas del sector hayan tenido que ampliar sus plantillas para poder hacer frente al aumento de la demanda que se ha dado desde 2010.